“RIESGOS TOXICOLÓGICOS Y AMBIENTALES
DEL TETRACLOROETILENO (O PERCLOROETILENO)”.
Ha sido elaborado especialmente para
esta Defensoría Adjunta por el Dr. Osvaldo Frydman, investigador
de Conicet. El estudio es un completo relevamiento de los riesgos conocidos
de esta sustancia, con 55 referencias bibliográficas específicas.
Por su carácter técnico (y tamaño) no lo estamos enviando
por correo electrónico, pero el diskette está a disposición
de ustedes en nuestra oficina.
Algunas de las conclusiones de este
estudio son las siguientes:
Quiero destacar, que debido al reducido
presupuesto asignado a la Defensoría Adjunta a mi cargo (es apenas
del 2,8 % del Presupuesto de la Defensoría del Pueblo) no he podido
contratar al Dr. Frydman, quien realizó este trabajo en forma absolutamente
ad honorem.
Casi todos los estudios han sido realizados observando grupos humanos de trabajadores o vecinos de las tintorerías. Estamos hablando de tintorerías del Primer Mundo, sujetas a los máximos controles posibles. A pesar de eso, sus trabajadores, vecinos y familiares se enferman. ¿Por qué fallan esos controles en el Primer Mundo? Porque cualquier empresa que trabaje con sustancias altamente peligrosas (y el percloroetileno lo es) tiene que realizar un continuo monitoreo de los gases de salida para detectar posibles pérdidas o fallas en la maquinaria. Pero, ¿qué clase de controles puede realizar un quiosko o un local muy pequeño? ¿Con qué infraestructura, con qué personal especializado? Por eso, la última de las conclusiones se refiere a la eliminación de esta sustancia y su reemplazo por un proceso menos peligroso.
Me parece que las pruebas son suficientemente concluyentes. Desde hace miles de años que lavamos o limpiamos la ropa de alguna manera y no me parece que sea ésta una operación que requiera seguir arriesgando vidas humanas por el sólo interés de un sector particular. Los reemplazos son conocidos y sería bueno eliminar completamente este tipo de solventes.
Agrego un riesgo adicional, que es el provocado por la instalación de este tipo de tintorerías en shoppings o hipermercados que venden comestibles, ya que significa agregar residuos tóxicos a esos alimentos. Los clientes de esos supermercados comen tortas o se llevan pescados y tomates con una carga excesiva de percloroetileno. Cada vez que abren una lata de gaseosas, la parte de la tapa que entra en contacto con el líquido lo contamina con una sustancia que las leyes califican como residuo peligroso. Cuando los clientes retiran una prenda tratada y después recorren con ella las góndolas del supermercado, están esparciendo una sustancia tóxica que se agrega a los alimentos.
Mientras el tema se discute y se unifican
criterios con respecto a este tipo de industrias sucias, creo que existe
suficiente consenso como para adelantarse y prohibir las tintorerías
en los mismos sitios en los que se venden alimentos.
Para contactarse con Antonio Brailovsky, Defensor
Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires:
abrailovsky@buenosaires.gov.ar