Aún siguen en el agua entre 500.000 y 1.000.000 de litros de petróleo crudo.
Dura crítica a la empresa Petrobrás
y a los gobiernos de Brasil y la Argentina.
FUNAM presentó una propuesta de 10
puntos.
Montenegro indicó que el petróleo crudo es un complejo de hidrocarburos “particularmente tóxico para la vida acuática” que suele contener “más de 1.000 sustancias químicas diferentes”. Advirtió además que en estos crudos se encuentran sustancias tóxicas y ambientalmente peligrosas como benceno, tolueno, etilbenceno, xilenos y benceno sustituidos. El benceno por ejemplo es cancerígeno grado 1 según la Agencia Internacional de Estudios sobre el Cáncer, IARC”. Agregó que el tolueno “produce mutación en las células vivas y puede afectar el desarrollo embrional y fetal del ser humano”. Recalcó asimismo que el petróleo crudo “también contiene distintos metales pesados” y que pueden “pasar al ambiente y los organismos vivos”. Montenegro recordó que el río Iguazú “es utilizado por numerosas localidades como fuente de agua potable. Lamentablemente, no todas las cooperativas y proveedores de agua están en condiciones de hacer análisis de contaminantes orgánicos y metales pesados. Esto también debe ser tenido en cuenta por las autoridades y la propia gente”.
Montenegro recalcó que este desastre petrolífero “muestra el desprecio de Petrobrás por las personas y el ambiente, pero también la inexistencia de equipos para recuperar con rapidez los hidrocarburos que se derraman en aguas dulces. Los gobiernos de Brasil y la Argentina demostraron que no están preparados, ni siquiera mínimamente, para enfrentar accidentes como este. Es inadmisible que a 9 días del derrame todavía permanezcan en el agua casi 1.000.000 de litros de petróleo crudo. Cada día de permanencia ya descargó al agua cantidades no visibles de contaminantes”.
Ante la gravedad de lo sucedido, FUNAM elaboró una propuesta de 10 puntos para que sea puesta en práctica por los gobiernos de Argentina y Brasil:
(1) Monitorear en forma permanente el área afectada, midiendo, muy particularmente, la concentración de benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos, el llamado “grupo BTEX”, y los benceno sustituídos, utilizando para ello cromatografía de gases y espectrometría de masa, CG/EM;
(2) Complementar este monitoreo químico con monitoreo biológico, en particular de peces; (3) Informar a la población los resultados de este monitoreo;
(4) Establecer un sistema binacional de intervención rápida que permita contener y extraer grandes volúmenes de petróleo crudo, y ponga en práctica sistemas de biorremediación;
(5) Obligar a las empresas petroleras de ambos países, entre ellas Petrobrás y Repsol/YPF, a constituir un Superfondo para costear el sistema de intervención rápida, la actuación ante cualquier otro accidente, y los monitoreos por contaminación con petróleo, ello sin perjuicio de las multas que pudieran corresponder por violación a legislación vigente;
(6) Establecer normas de protección ambiental muy estrictas para el Mercosur en el corto plazo, haciendo efectivo los compromisos asumidos en el Tratado de Asunción que se firmó hace 10 años;
(7) Declarar de alto riesgo potencial todos los sistemas de conducción, refinamiento y almacenaje de petróleo y petróleo-derivados, tanto en Brasil como la Argentina, e iniciar una auditoría de sus sistemas de prevención de accidentes y de control;
(8) Conformar un grupo de trabajo binacional que evalúe el impacto ambiental y social del derrame ocurrido en Brasil, con intervención de ONGs independientes, y sobre esta base, realizar las presentaciones judiciales pertinentes para obtener las indemnizaciones que correspondan, dando intervención a la Corte Internacional de Justicia de La Haya;
(9) Facilitar, desde los gobiernos de Brasil y la Argentina, las acciones indemnizatorias de vecinos afectados en ambos países por el derrame de Petrobrás, y
(10) Ampliar el sistema de intervención rápida al control
de derrames mineros, ampliando asimismo los aportantes al Superfondo, para
evitar las graves consecuencias que tuvo, por ejemplo, la rotura de un
dique en la mina COMSUR de Bolivia, que afectó con metales pesados
el río Pilcomayo.
El Biólogo Raúl Montenegro indicó finalmente
que el accidente de Brasil “muestra hasta qué punto las empresas
tienen piedra libre para contaminar, y la desprotección de los ciudadanos
de ambos países. Es inadmisible que a 10 años del Tratado
de Asunción todavía no tengamos un sistema común de
protección, y que no se haya creado un equipo multinacional de intervención
rápida”. Consultado sobre la actitud del gobierno argentino, la
calificó de “tibia y poco ordenada”. En cuanto a lo realizado por
Cancillería, agregó que “mal puede defendernos de este accidente
cuando ante otro atropello ni siquiera reaccionó”, en relación
al proyecto de canalización del gobierno del Paraguay que destruirá
para siempre el Bañado de la Estrella en Formosa. Desde FUNAM “vamos
a seguir muy atentamente lo que haga y deje de hacer el gobierno argentino
en estos temas. Si omiten defender lo nuestro, no nos quedará más
remedio que presentar las correspondientes denuncias penales por incumplimiento
de los deberes de funcionario público que prevé el Artículo
248 del Código Penal. De hecho estamos analizando hacer esto si
Cancillería no defiende con algo más de entusiasmo nuestros
cursos de agua y humedales”.
Fuente:
FUNAM (Córdoba, Argentina); julio de 2000
http://www.funam.org.ar/desastre.htm
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